Juanma me pone en el coche una canción de 10 minutos de Coldplay y me cuenta que es la canción que le ha emocionado últimamente. En la parte trasera del coche yo escucho mientras pienso en todas las cosas que he dejado atrás. Miro a mi madre, copiloto, y es como si viese a través de ella su cerebro veo sus pensamientos. Sé que no escucha la canción, está pensando en si mañana llevan la sombrilla para la playa, en la hora a la que levantarse para cocinar una ensalada o que ahora al llegar a casa tocará a Trini para que le de una almohada grande para mí. Ahora ya no la juzgo, la veo y siento amor. La veo y me veo a mí. Creo que Juanma es una muy buena pareja. Creo que mi madre es muy buena pareja. No comparten aficiones pero no se molestan. A veces me doy cuenta de que a mi madre se le han pegado expresiones de Juanma y eso me hace reír. Y veo a Juanma, cabecita loca, protegido y limpio. Me caen bien. Me caen muy bien. Pienso en cómo cambiaría el rumbo de nuestra vida si atropellásemos a una niña con un patín eléctrico de esos. Pienso en las vidas que he tenido, todas me parecen tan extrañas. Pienso en qué estará haciendo Edurne ahora y si ahora alguien piensa en ella. Pienso en ser madre para tener a alguien que piense en mí siempre. Pienso en Ceuta y en Melilla. Pienso en el tío que he visto arrestar esta tarde y que pasará la noche en el calabozo. Pienso que cada día me gusta más mi vida. Me estoy esforzando. Mañana vuelvo al trabajo. Limpiaré y limpiaré y limpiaré. Soy resistente como mis manos después de una jornada de productos químicos quemándole la piel. En todos mis CVs quiero que conste que he sido limpiadora. En todos.