Me hubiese gustado mucho que me ayudaras con la mudanza. Tú hubieses metido toda mi ropa en las cajas con tanta delicadeza. Primero lo habrías sacado todo, lo habrías dejado sobre la cama como si fuese un tetris perfecto y poco a poco, empezarías a recoger las cosas una a una dándole la importancia que merecen. Mirarías ese libro durante un rato, olerías esa camiseta, besarías esa foto. Porque así hacías tú las cosas, con calma con pausa con amor. Yo, bruta asalvajada, me habría enfadado contigo cien veces exigiéndote rapidez. Yo, que todo lo meto en la caja con prisa, arrugo las camisetas, lleno bolsas de basura sin pensar en qué estoy tirando, me hago daño en los brazos y empiezo a sudar. Yo, me enfadaría contigo por tu lentitud por esa lentitud tuya que hoy extraño. 

Tengo muchas prisa en vivir las cosas. Cuántas veces me habré perdido un beso por ir así de rápido...